lunes, 1 de septiembre de 2008

Toma de conciencia de la propia misión y responsabilidad

¿Dónde, mejor que ante la presencia de Dios, pueden el cristiano comprometido y el apóstol hacer un balance de su misión y responsabilidad que ella conlleva? Es allí donde la oración se hace examen de conciencia, agradecimiento y petición.
Así lo hizo san Pablo el año 57 (2Cor. 2, 14-17)


¡Gracias te sean dadas, Dios mío,
porque siempre me llevas tras Cristo
como en un desfile victorioso!
Por mi medio,
haces perceptible en todas partes
la fragancia de tu conocimiento.

Sí, soy la fragancia de Cristo
entre los que se salvan y
los que se pierden.
A éstos les parece olor de muerte,
pues son los que van a la muerte;
a aquellos, fragancia de vida,
pues son los que van a la vida.

Pero, ¿quién está capacitado
para una misión así?
No quiero ser como otros
que negocian con la Palabra de Dios.
En mí todo es sinceridad.
Mi misión procede de Ti, oh Dios,
por eso anuncio siempre en tu presencia
la verdad, que es Cristo.

Amén.
.
“Orando con san Pablo, oraciones para cristianos comprometidos”
Pablo L. De Marcos
Ediciones Paulinas

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