
Porque así como participamos abundantemente de los sufrimientos de Cristo, también por medio de Cristo abunda nuestro consuelo. Si sufrimos, es para consuelo y salvación de ustedes; si somos consolados, también es para consuelo de ustedes... (2Corintios 1,3-6).
Reflexión: Pablo pasó por toda clase de sufrimientos: persecuciones, rechazos, cárcel; y los vivió como participación a los padecimientos de Cristo, y por eso fue consolado por Dios, y está capacitado para consolar a quienes están probado por el dolor.
Consigna: Ante tanto dolor que hay en el mundo,más que dar consejos a los enfermos, ayudarlos, con amabilidad, a non “desperdiciar” el dolor, sino a darle sentido canalizándolo a las grandes necesidades del mundo: la paz, los pobres, la concordia, las vocaciones, el trabajo…
Con los saludos y las oraciones del P. Benito Spoletini, ssp